El Talento es la capacidad intelectual o habilidad que tiene una persona para aprender las cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad. Si pensamos en personas de destacado talento como Ludwig Van Bethooven, veremos que este decía: “El genio se compone del 2% de talento y del 98% perseverando en su aplicación”. En este sentido trabajar en algo que te hace sentir realizado y satisfecho con la vida te permite la tan deseada frase pero a la vez tan poco común como ” trabaja en aquello que te gusta y no trabajarás ningún día de tu vida”.
Según la empresa Gallup, en lo referente a nivel internacional del sector de las Ciencias Sociales, se puede identificar el talento de cada persona desde la niñez. Es en este sentido que los talentos que marcan el éxito adulto se forman de los 3 a los 16 años y por lo tanto, se puede aplicar tanto en el mundo profesional como el educativo. En esta línea se valora la importancia del acto conocimiento, puesto que las oportunidades de crecimiento se encuentran en las fortalezas y no en las debilidades como se creía hasta ahora. Es por este motivo que podemos estar ante un cambio de paradigma a la educación, puesto que aboga para dejar de pensar que las personas pueden ser competentes en cualquier materia o campo que la persona se proponga, y se empieza a trabajar en la línea que la educación en buena parte tiene que responder y adaptarse a las necesidades y talentos de los alumnos. Desde la vertiente del autoconocimiento, el hecho de centrarse para saber en qué uno puede ser especialmente bien, le permite desde la orientación profesional encontrar aquella profesión o tarea donde fluir con aquello que le es más natural; pasando del concepto del esfuerzo (renuncia y dificultad para superar) al concepto de la motivación (disfrutar, ilusión, facilidad). Justo es decir que el que se consigue trabajando en aquello que disfrutamos, es una emoción placiente que permite incrementar el compromiso emocional: persistiendo e implicándose, puesto que hay un beneficio de enriquecimiento personal, que va más allá de la contraprestación económica, que durante un tiempo puede ser una motivación pero que si no implica ningún más aspecto, a la larga va perdiendo fuerza e intensidad. Si te dedicas a mejorar las debilidades, te centres a conseguir aquello que no te sale de manera natural, implicando un desgaste importante de energía y dedicación de tiempo y esfuerzo, para conseguir aquello que otro lo hace con facilidad. Esto, a pesar de que puede hacerte sentir bien si tienes un espíritu de superación y orgullo por los resultados obtenidos, no te hará vibrar desde la vertiente más emocional perdiendo la conexión con la tarea a realizar. Desde Living a Job estamos convencidos de este enfoque y es por eso que trabajamos en el ámbito educativo, empresarial y particular, en un momento clave en el cual la juventud tiene que tomar decisiones de importancia de cara a su futuro, porque tenga un conocimiento de cuáles son se los sientas talentos diferenciales y sus intereses profesionales, haciendo una mezcla entre los dos de tal manera que le permita ir aclarando opciones de carrera, siempre con una mirada hacia las fortalezas, constructiva y posibilista. Para, partir de aquí, empezar a definir su proyecto profesional (al hecho que me quiero dedicar en el futuro) y desarrollar un plan de acción para hacer del sueño una realidad.
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