Se prevé que en el 2050 un 85% de la población mundial viva en ciudades.

A consecuencia del crecimiento de la población urbana y de la digitalización, surgen las Smart Cities o ‘ciudades inteligentes’.

Se trata de ciudades gestionadas a través de conexiones de internet y de desarrollos tecnológicos, para dotar a sus infraestructuras de soluciones que facilitan la interacción del ciudadano con todos los elementos urbanos y mejoran la calidad de vida de las personas.

Según el Estudio y guía metodológica sobre ciudades inteligentes, elaborado por Deloitte para Ontsi, las nuevas actividades se centran principalmente en seis áreas: vivienda, ciudadanía, economía, gobernanza, movilidad y medio ambiente.

En una perfecta ‘smart city’, los usuarios no llevarían dinero físico, ni siquiera tarjetas de crédito, puesto que todos los pagos podrían realizarse a través del teléfono móvil. En realidad esta tecnología ya existe y se usa con cierta cotidianidad… Aunque no solo servirá para pagar, sino también para reservar mesa en un restaurante, para gritar a un taxi o incluso para encontrar un aparcamiento libre, explican desde la coordinación del máster en ‘City Sciences’.

Un estudio publicado en Nueva York aprecio que el 45% del tráfico de Manhattan está generado por coches que están dando vueltas para encontrar aparcamiento. La perfecta ciudad inteligente evitaría estos molestos paseos a través de sensores y cámaras desplegadas por toda la ciudad que serían capaces de detectar las plazas libres y ofrecerlas a tiempo real o incluso poder reservar una plaza en una hora determinada, previo pago de una determinada cantidad. Ciudades como San Francisco e incluso Santander ya ofrecen de manera experimental servicios parecidos.

En una ciudad inteligente el tiempo de espera de un transporte público estaría reducido al máximo porque de hecho su ruta estaría condicionada por la existencia o no de pasajeros, lo cual evitaría paseos inútiles por zonas desiertas para concentrarse en aquellos puntos donde el servicio fuera necesario reorientando a tiempo real la ruta del autobús a través de sistemas de GPS y señalando la existencia de pasajeros con dispositivos de Geolocalización móvil.

Una de los principales gastos de un ayuntamiento es actualmente la recogida de basura y el alumbrado. En una ‘smart city’ ambos servicios estarían optimizados al máximo gracias al uso de nuevas tecnologías que podrían, por ejemplo, condicionar el alumbrado a la presencia de gente en las calles e incluso darle mayor o menor intensidad según el número de personas. A través de sensores podríamos saber también la carga y ocupación de los cubos de basura y establecer una ruta más eficiente dirigida solo a los cubos que necesitan ser recogidos.

En cuestiones sanitarias, con la gestión en red de todas las consultas y expedientes las autoridades podrían localizar, por ejemplo, una epidemia en un tiempo récord, así como conocer las áreas de concentración de cierto tipo de enfermedades que permitirían situar con la máxima eficacia un determinado centro de salud o una clínica de maternidad o un geriátrico o un centro de día.

“El cimiento de las sociedades futuras: es la ciudadanía. Y la primera piedra: la educación”. El reto es integrar la innovación en la educación. No es decorar un espacio con una tecnología sino abrir espacios de colaboración y abrir el concepto de aula y ciudad. La educación que prepare a las futuras generaciones para ser “Smart citizen” se ocuparán que adquieran competencias tanto digitales, lingüísticas, emprendedoras, así como conocimientos de medios y economía circular. Realizarán acciones por tramos con Itinerarios Smart, proyectos en sostenibilidad, juegos de energía, proyectos en comunidad… Será la nueva manera de dar a conocer la ciudad a los jóvenes a través visitas virtuales, usando herramientas Edtech y una app así como proponiendo situaciones contextualizadas en su ciudad usando diferentes Tics y permitiendo que se compartan los contenidos usando medios de comunicación.

En este sentido, se estima que en los próximos años se abren una infinidad de retos que hay que afrontar. Uno de ellos está directamente relacionado con el ámbito laboral. Las profesiones tradicionales viven una renovación absoluta y hacen falta especialistas que comprendan este nuevo urbanismo: desde ingenieros hasta abogados, pasando por arquitectos o financieros. En concreto, Juan Gascón, director de innovación y contenidos digitales de Ametic, identifica 12 sectores en los cuales actualmente se están ofreciendo aplicaciones inteligentes y en los cuales se generarán nuevas ocupaciones: servicios sanitarios, suministros, energía, comercio electrónico, educación, cultura, gobierno, ciudad, turismo digital, transporte, infraestructuras urbanas, sostenibilidad y seguridad.

Smart cities pretende ser una área de trabajo multidisciplinario, donde poder trabajar desde diferentes disciplinas, incluyendo un fuerte componente tecnológico. Muy especialmente, podemos destacar en un corto plazo las ingenierías de las energías, la ingeniería ambiental, la geolocalización, el grado de Ciudades Inteligentes, Sociólogos, Economistas, Informáticos, y expertos en ciberseguridad entre otras.